Kate Winslet retrata en el cine a una fotógrafa de guerra que estaba olvidada hasta por su hijo
En el vertiginoso mundo de las películas de gran presupuesto y las superestrellas, el cine independiente suele ser una lucha silenciosa, un esfuerzo que requiere perseverancia, pasión y una visión inquebrantable. Así lo expresó Kate Winslet al hablar de Lee, su más reciente proyecto cinematográfico, una biografía de la fotógrafa de guerra Lee Miller.
En una conversación honesta, Winslet desglosó las dificultades, los aprendizajes y las recompensas de narrar la historia de una mujer compleja, olvidada por la historia convencional, pero profundamente influyente.
“Soy una gran creyente en seguir adelante cuando tienes algo que te apasiona”, dijo Winslet al recordar los años que tomó convertir a Lee en una realidad.
Esta película, basada en la vida de la fotógrafa y corresponsal de guerra Lee Miller, fue un proyecto que Winslet inició hace casi una década.
“A veces, simplemente toma tiempo. Ya sea por falta de inversión o por la necesidad de redibujar el guión, estas historias requieren paciencia”, afirmó en la entrevista en la que Listín Diario tuvo acceso.
La actriz detalló el desafío de destilar la compleja vida de Miller en un solo relato cinematográfico.
La película se centra en una década crucial para la fotógrafa, la cual Winslet consideró que sería la más representativa y la que Miller había querido que se recordara.
Para la veterana actriz, no era solo cuestión de narrar una vida; era también un esfuerzo por redefinir la narrativa femenina en el cine, alejándola del prisma tradicional del “male gaze”.
“Queríamos contar la historia de una mujer imperfecta, de mediana edad, que fue a la guerra y documentó los horrores para las lectoras de British Vogue”, dijo Winslet.
El proyecto buscaba reivindicar a Miller, alejándose de las etiquetas de “víctima” o “musa” que la acompañaron durante años, y presentarla como la resiliente y valiente profesional que fue.
EL CINE DE RESISTENCIA
La producción de Lee enfrentó obstáculos que subrayan las dificultades inherentes al cine independiente. Winslet se vio en el epicentro de negociaciones con inversores y notó cómo ciertos prejuicios de género aún persisten.
“A menudo, me encontraba con potenciales inversores que decían cosas como: ‘¿Por qué debería gustarme esta mujer?’”, recordó.
La incomprensión hacia Miller, quien luchó con alcoholismo y trastorno de estrés postraumático tras documentar los horrores de la Segunda Guerra Mundial, sólo reforzó la determinación de Winslet.
“El hecho de que alguien pudiera etiquetarla como desagradable por haber hecho algo extraordinario, por decir la verdad y ser testigo de las atrocidades, me hizo más decidida”, sostuvo.
En un mundo donde los relatos femeninos a menudo se ven eclipsados o tergiversados, Lee surge como un acto de resistencia cultural.
Winslet expresó que, para ella, este proyecto no era solo una película, sino una plataforma para introducir a Miller a una nueva generación, en sus propios términos y sin el filtro de la objetivación o la romantización.
pionera del fotoperiodismo
El legado de Lee Miller no solo reside en las fotografías que tomó, sino también en su valentía como pionera del fotoperiodismo.
Winslet destacó cómo la fotógrafa utilizó una Rolleiflex, una cámara que requería sostenerla a la altura del pecho, permitiéndole conectar visualmente con sus sujetos mientras miraba a través del visor.
“Estaba increíblemente cerca de sus sujetos”, comentó Winslet. Esta proximidad, tanto física como emocional, permitió a Miller capturar no solo imágenes, sino también la humanidad de quienes documentaba. Esto incluía escenas estremecedoras como las del suicidio colectivo de Leipzig o los horrores de los campos de concentración nazis, imágenes que aún resuenan en la conciencia colectiva.
Winslet reflexionó sobre la importancia del trabajo de los corresponsales de guerra y el impacto que este tiene en sus vidas personales. Relató cómo varias mujeres corresponsales, que prefirieron permanecer en el anonimato, le compartieron historias sobre el miedo y el trauma que enfrentaron en su labor. Una de ellas, tras cubrir un conflicto, no ha podido siquiera tocar su equipo de cámara 15 años después.
Estas experiencias resonaron profundamente en Winslet, quien encontró paralelismos con la vida de Miller y los desafíos psicológicos que enfrentó después de la guerra. “Hace que entiendas el nivel de estrés postraumático al que estas personas están sometidas y cómo afecta sus vidas y las de quienes los rodean,” dijo Winslet.
redescubrir a lee
Un aspecto fascinante de la vida de Lee Miller es que su propio hijo, Antony Penrose, no conocía del todo su legado hasta después de su muerte en 1977.
Mientras buscaba fotos de su infancia en el ático, Penrose descubrió más de 60,000 negativos y documentos que revelaban la magnitud del trabajo de su madre.
Para Winslet, el involucramiento de Penrose fue crucial durante la producción de la película.
“Él necesitaba un cierre,” explicó Winslet, quien se sintió motivada a honrar no solo la memoria de Miller, sino también a darle a su hijo una forma de reconciliarse con el pasado.
El descubrimiento de Penrose no sólo preservó el legado de Miller, sino que también proporcionó al equipo de Lee acceso a un archivo extraordinario de su trabajo, desde sus cámaras y cartas personales hasta sus fotografías más icónicas.
LA ACTRIZ DETRÁS DEL ROL
Interpretar a Lee Miller no fue solo un reto profesional para Winslet, sino también una experiencia transformadora a nivel personal.
La actriz expresó cómo ciertos aspectos de la personalidad de Miller “se le quedaron dentro”, dejándola con una sensación de gratitud y responsabilidad.
Winslet también habló sobre lo enriquecedor que fue para ella involucrarse detrás de cámaras como productora. “Estuve en cada etapa: desde el guión hasta el montaje final. Fue increíble cuánto aprendí y lo mucho que eso me motivó para seguir creando”.
A sus casi 50 años, Winslet encuentra en estos desafíos una fuente constante de aprendizaje y motivación. “Mientras siga siendo invitada a la fiesta como actriz, me presentaré y daré lo mejor de mí”, aseguró.
MIRANDO AL FUTURO
Para Winslet, Lee no es solo una película; es un recordatorio del poder del cine para iluminar las vidas de aquellos que han sido olvidados o incomprendidos.
Es una invitación a reflexionar sobre la importancia de los fotógrafos y narradores visuales que, como Miller, arriesgan todo para que el resto del mundo pueda enfrentar la verdad.
“Si no fuera por personas como Lee, no sabríamos lo que ocurrió”, dijo Winslet, subrayando la importancia de preservar estas historias para las generaciones futuras.
En última instancia, Lee es más que un homenaje; es una declaración de intenciones. En palabras de Winslet, “el cine no cambia el mundo, pero hace que lo miremos diferente”. Y tal vez, a veces, esa diferencia es todo lo que necesitamos para empezar a cambiarlo.