Documento de la CIA revela fisuras en la versión oficial sobre intervención de EE.UU. en RD


Un documento desclasificado de la CIA, fechado el 23 de septiembre de 1965, pone en evidencia el debate interno y la confrontación entre "hechos y ficciones" en torno a la intervención militar de Estados Unidos en la República Dominicana.
Según el texto, la versión oficial, centrada en la defensa de vidas estadounidenses y la contención del comunismo, se vio "enturbiada" por una serie de argumentos y reportes tendenciosos que, en opinión de algunos funcionarios y críticos, escondían motivos alternativos, generando discrepancias públicas.
El documento, cuyo contenido ha sido objeto de análisis, incluye extractos en los que se aborda la amenaza comunista a nivel global y la necesidad de formar alianzas en Asia para contrarrestarla. Sin embargo, la sección dedicada a “la situación dominicana” destaca una dura crítica a la “cronología”, de unas 25 páginas, presentada por el Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense. Dicha cronología, que se fundamentaba en citas extraídas mayoritariamente de medios como el New York Times, el New York Herald Tribune y el Washington Post, fue calificada de “distorsionada” y sesgada.
Uno de los argumentos recurrentes en el documento era el de que la intervención en la República Dominicana, del año 1965, se justificaba oficialmente como una "medida necesaria para salvar vidas y evitar un supuesto colapso ante la amenaza comunista".
No obstante, el contenido revela que este argumento pudo haber servido para ocultar “otros intereses políticos”, entre ellos la intención de bloquear el retorno al poder del expresidente Juan Bosch, cuyo regreso representaba, según el documento, un cambio significativo en la política dominicana.
Grandes medios de comunicación estadounidenses, según señala el documento, adoptaron una posición crítica respecto a la política de los Estados Unidos en la situación dominicana, lo que fortaleció los puntos de vistas publicados.
Además de los ya mencionados, algunos medios estadounidenses señalaron: “Estados Unidos colaboró con el corrupto ejército dominicano y los elementos más retrógrados de la sociedad dominicana, y en contra de las legítimas aspiraciones de un pueblo largamente oprimido por la libertad política y la justicia social”.
Sumado a esto, también agregaron que Estados Unidos “se dirigió tardíamente a la Organización de Estados Americanos para proporcionar una cobertura para su intervención”, una acción que habría generado una indignación generalizada en el continente.
Desde el otro lado, en el texto se transcribe un extenso discurso de un senador estadounidense identificado como “Mr. Selden”, quien utilizo la tribuna del Senado para “separar mito de realidad”. En su intervención el legislador denunció la utilización de datos imprecisos y la manipulación de la información mediática para presuntamente cuestionar la intervención.
Entre sus argumentos también señaló la “exclusión deliberada” de informes que corroboraban la postural del gobierno estadounidense y la falta de representación equilibrada de las opiniones de expertos y diplomáticos
De igual manera, enfatizó que, "en medio del caos, cuando cientos de periodistas se agolpaban en Santo Domingo" y la situación política se desvanecía entre rumores y rápidas maniobras militares, criticando a su vez que, la información difundida por los medios, supuestamente: “parecía reforzar una narrativa crítica a la intervención, ignorando otros informes y testimonios que presuntamente corroboraban la evaluación oficial del gobierno”.
Las declaraciones de algunos senadores y funcionarios estadounidenses dejaron entrever que, si bien se alegaba actuar en defensa de la seguridad nacional, el manejo de la información y la selección de citas contribuyeron a construir una imagen de intervención injustificada y manipulada.
No obstante, aunque la justificación oficial se apoyaba en la necesidad de “evitar un golpe comunista y proteger la seguridad nacional”, el documento desclasificado plantea una serie de interrogantes sobre esa versión, nombrando la figura del expresidente dominicano, Juan Bosch, como una hipotética amenaza a los intereses estratégicos estadounidenses en la región y la aparente exageración del peligro inmediato de un “takeover comunista”.