A tres años de las inundaciones del 4 de noviembre, meteorólogo analiza la tendencia de lluvia
Este martes se cumplen tres años de las catastróficas inundaciones que afectaron al Gran Santo Domingo el 4 de noviembre de 2022, latente en la memoria de los dominicanos por las pérdidas humanas y materiales.
Este evento evidenció la vulnerabilidad de la capital frente a lluvias extremas, que en menos de 24 horas acumularon 260 milímetros. Un año después, también en noviembre, otra inundación provocada por 450 milímetros de lluvias causó estragos en el país.
A continuación reproducimos, textual, un análisis del meteorológico Saddan Pelayo Font-Frías, encargado del Centro Nacional de Pronóstico del Instituto Dominicano de Meteorología (Indoemt), analiza los factores que inciden para que Noviembre siga siendo lluvioso.
Las lluvias que afectaron a Santo Domingo el 4 de noviembre de 2022 y el 18 de noviembre de 2023 no fueron episodios ordinarios. Se trató de eventos de precipitación extrema, con acumulados de lluvia que superaron ampliamente los valores climatológicos esperados para esas fechas. En algunos sectores del Gran Santo Domingo se registraron acumulados superiores a 260 milímetros el 4 de noviembre de 2022 y más de 450 milímetros el 18 de noviembre de 2023, en menos de 24 horas. Son cifras que, en condiciones normales, tomarían varias semanas en registrarse.
Estos eventos generaron un impacto significativo en la vida cotidiana y despertaron inquietud pública y técnica sobre si este comportamiento se está haciendo más recurrente. La evidencia científica sugiere que la probabilidad de eventos de lluvia extrema está aumentando, en consonancia con tendencias regionales y globales.

Un clima que está mostrando señales de cambio
La República Dominicana está ubicada en una región tropical altamente influenciada por la variabilidad climática, incluyendo sistemas tropicales, ondas, vaguadas y fenómenos oceánicos-atmosféricos como El Niño. En los últimos años, se observa que las lluvias intensas tienden a concentrarse en períodos más cortos, generando mayores impactos.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) han documentado que el calentamiento global está intensificando el ciclo hidrológico: una atmósfera más cálida retiene más humedad, lo que favorece la formación de nubes más desarrolladas y lluvias torrenciales en lapsos reducidos. Esto es consistente con lo observado en Santo Domingo en los eventos de noviembre de 2022 y 2023.
¿Por qué llueve con tanta intensidad?
La explicación científica. En ambos casos, la atmósfera presentó un elevado contenido de humedad y fuerte inestabilidad:
El 4 de noviembre de 2022: una onda tropical interactuó con una vaguada en niveles medios y altos, generando condiciones para lluvias continuas, tormentas eléctricas y acumulados excepcionales en poco tiempo.
El 18 de noviembre de 2023: la interacción de una vaguada con el potencial Ciclón Tropical No. 22 aportó un flujo persistente de humedad desde el Caribe, intensificando las precipitaciones sobre el Gran Santo Domingo y zonas aledañas.
Cuando se combinan sistemas que aportan humedad con condiciones locales de inestabilidad, el resultado puede ser la formación rápida de nubes convectivas de gran desarrollo vertical. En un clima más cálido, estos procesos se potencian, haciendo más probable que ocurran lluvias intensas en cortos periodos.
El componente urbano: un factor reconocido por la ciencia
Diversos estudios internacionales han demostrado que en entornos urbanos densamente edificados se pueden generar condiciones microclimáticas particulares. Una de ellas es el Efecto de Isla de Calor Urbana (ICU), donde las temperaturas del aire tienden a ser mayores que en áreas rurales cercanas, debido a la presencia de superficies construidas que almacenan calor.
Este fenómeno puede favorecer el desarrollo de nubes convectivas locales cuando se combina con alta humedad. Por lo tanto, ciudades tropicales costeras como Santo Domingo pueden experimentar lluvias más intensas en ciertos sectores debido a esta interacción entre factores atmosféricos y urbanos, sin que esto implique necesariamente un señalamiento de responsabilidades, sino un proceso ampliamente documentado en meteorología urbana.
Un reto compartido desde la ciencia y la gestión
Los eventos del 4 y 18 de noviembre destacan la importancia de continuar estudiando el comportamiento de las lluvias extremas en el país, considerando tanto la variabilidad climática natural como las tendencias vinculadas al cambio climático. Contar con evidencia científica y análisis locales robustos permitirá seguir avanzando en la anticipación, monitoreo y preparación frente a eventos hidrometeorológicos.
La gestión del riesgo climático es una labor que involucra al ámbito científico, académico, técnico y social. El fortalecimiento del conocimiento y de las capacidades de pronóstico contribuye a una mayor resiliencia frente a un clima que está evolucionando.
Mirando hacia adelante
La recurrencia de lluvias extremas en Santo Domingo debe motivar una reflexión basada en evidencia sobre el clima actual y futuro. La adaptación, informada por la ciencia, es una herramienta esencial para proteger a la población y reducir impactos.
Los datos y señales recientes invitan a mantener un enfoque preventivo y científico que permita seguir fortaleciendo las capacidades del país en materia de alertas tempranas para todos, para enfrentar estos fenómenos meteorológicos extremos, frutos del cambio climático.
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